La
medicina y sus avances
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MICROINYECCIÓN ESPERMÁTICA (ICSI)
La
irrupción de la microinyección espermática (1992) marcó un hito en el campo de
la reproducción asistida,una de las innovaciones mas importantes, pues gracias
a ella multitud de varones con muestras de semen de baja calidad espermática,
varones que tenían que recurrir a semen de donante para poder ser padres,
pudieron beneficiarse de esta técnica.
El
ICSI se usa principalmente en aquellos casos en los que hay un factor masculino
de esterilidad, ya sea por una baja concentración de espermatozoides en el
esperma (azoospermia,oligozoospermia,...),
por problemas de movilidad en los espermatozoides, porque el varón se ha
sometido a una vasectomía,
porque presenta una enfermedad infecciosa (VIH, hepatitis,...) o infertilidad
de causa inmunitaria, o porque resulta imposible conseguir una eyaculación en
condiciones normales.
El ICSI también está indicado en los casos de muestra de semen valiosas, como es el caso de muestras criopreservadas de varones vasectomizadas o sometidos a radio o quimiterapia (en casos de varones jovenes que se deben someter a radioterapia o quimioterapia es recomendable congelar semen antes de someterse al tratamiento, ya que éste puede alterar su calidad espermática). Estas muestras se llaman valiosas porque se dispone de una cantidad limitada sin posibilidad de obtener más, por lo que hay que optimizar su uso y evitar descongelar la muestra completa.
Otras indicaciones del ICSI que aún siguen siendo discutidas incluyen el fracaso repetido a la hora de conseguir un embarazo tras varios ciclos de inseminación artificial o de fecundación in vitro, la mala calidad ovocitaria, la obtención de un bajo número de ovocitos tras la punción ovárica, o cuando es necesario identificar embriones genéticamente sanos en un caso de diagnóstico genético preimplantacional (la pareja tiene posibilidades de transmitir una alteración genética hereditaria y pretende evitarse con técnicas de diagnóstico genético).
En la mayoría de los casos se recurre al ICSI porque asegura una mayor tasa de fecundación que las técnicas de fecundación in vitro (FIV), a pesar de que los embriones generados mediante ICSI tienen mayor manipulación artificial que los del FIV.
El ICSI también está indicado en los casos de muestra de semen valiosas, como es el caso de muestras criopreservadas de varones vasectomizadas o sometidos a radio o quimiterapia (en casos de varones jovenes que se deben someter a radioterapia o quimioterapia es recomendable congelar semen antes de someterse al tratamiento, ya que éste puede alterar su calidad espermática). Estas muestras se llaman valiosas porque se dispone de una cantidad limitada sin posibilidad de obtener más, por lo que hay que optimizar su uso y evitar descongelar la muestra completa.
Otras indicaciones del ICSI que aún siguen siendo discutidas incluyen el fracaso repetido a la hora de conseguir un embarazo tras varios ciclos de inseminación artificial o de fecundación in vitro, la mala calidad ovocitaria, la obtención de un bajo número de ovocitos tras la punción ovárica, o cuando es necesario identificar embriones genéticamente sanos en un caso de diagnóstico genético preimplantacional (la pareja tiene posibilidades de transmitir una alteración genética hereditaria y pretende evitarse con técnicas de diagnóstico genético).
En la mayoría de los casos se recurre al ICSI porque asegura una mayor tasa de fecundación que las técnicas de fecundación in vitro (FIV), a pesar de que los embriones generados mediante ICSI tienen mayor manipulación artificial que los del FIV.
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Primera vacuna contra el Parkinson
Hasta
el 2012 se consideraba que la enfermedad de Parkinson carecía de tratamiento. Sin
embargo, en el año pasado la empresa austriaca affiris AG probó la vacuna PD01A,
no para aliviar los síntomas como antes sino para curar la enfermedad. El fármaco
obliga al organismo a destruir la proteína toxica alfa-sinucleina que se
acumula en el cerebro y que causa la muerte del sistema nervioso.
Los ensayos clínicos de vacunas constan de tres fases:
La
fase I se refiere a la primera introducción de una vacuna en etapa experimental
en una población humana para determinar inicialmente su seguridad y sus efectos
biológicos, incluida la inmunogenicidad. Esta fase puede incluir estudios de dosis
y vías de administración y generalmente involucra a menos de 100 voluntarios. PD01 ha entrado ya en esta primera fase de su test
clínico, efectuado en 32 pacientes en una clínica de Viena.
La
fase II se refiere a los ensayos iníciales para determinar la eficacia de la
vacuna en un número limitado de voluntarios (generalmente entre 200 y 500).
Los
ensayos de fase III tienen como objetivo evaluar de forma más completa la
seguridad y la eficacia en la prevención de las enfermedades e involucran una
mayor cantidad de voluntarios que participan en un estudio multicéntrico
adecuadamente controlado.
A PD01 todavía le quedan
por pasar dos fases fundamentales de ensayos clínicos antes de ser
comercializada, por lo que obviamente todavía no se encuentra a la venta.
Incluso
en el mejor de los casos, suponiendo que en las fases II y III se obtengan
resultados positivos, pasarían varios años antes
de poder ser administrada como tratamiento (la cantidad total de tiempo puede
variar de una vacuna a otra pero no es extraño que un ensayo clínico completo
con todas sus fases lleve por ejemplo unos 10 años).
Sangre artificial
Continuamente se piden donantes de sangre, pero estas
donaciones, aunque valiosas, presentan numerosos riesgos para el receptor,
incluidas enfermedades como la hepatitis C o el VIH. Ahora, según un artículo
publicado el 10 de mayo en la versión en línea de The Guardián, Lance Twyman,
Doctor por la Universidad de Kent, trabaja en su laboratorio de la Universidad
de Sheffield en el desarrollo de una nueva sangre artificial que sería
totalmente estéril e incluso se podría fabricar en forma deshidratada. Esto facilitaría
su transporte y permitiría almacenarla de cara al futuro, bastando con añadir
agua posteriormente para obtener sangre del grupo 0 negativo (el donante
universal).
Twyman lleva tiempo intentando crear moléculas que imiten la naturaleza y ha encontrado las porfirinas, moléculas huecas de forma cuadrada que se combinan con metales como el hierro. "El hierro se encuentra en le centro de la molécula, como en el caso de la hemoglobina", señala Twyman. Sin embargo, aunque la hemoglobina de los glóbulos rojos contiene porfirina basada en hierro para unirse al oxigeno de forma reversible (es decir, para poder captar el oxígeno en los pulmones, transportarlo y liberarlo en los tejidos), la profirina no funciona sola, ya que acaba por reaccionar con el oxígeno en lugar de enlazarse simplemente a él. Por ello, según Twyman, es necesario combinar la química de la porfirina con la química de polímeros para obtener una molécula que imite la hemoglobina.
Tras cinco años de desarrollo, combinando la porfirina con monómeros que se auto ensamblan en estructura de árbol, Twyman ha logrado una molécula extremadamente similar a la hemoglobina en forma y tamaño y que, además, ofrece el entorno adecuado alrededor del núcleo de la porfirina para que se enlace el hierro y libere el oxígeno. El aspecto de esta sangre artificial es el de una pasta de color rojo oscuro, con la consistencia de la miel y soluble en agua.
El hecho de poner sangre plástica en el cuerpo, aunque sea para salvar una vida, suena arriesgado, pero Twyman señala que las porfirinas son naturales. Según él, el componente polimérico sería ignorado por sistema inmunológico del cuerpo humano y existen usos médicos en la actualidad que reafirman su postura; sin embargo, de momento, su experimento se limita a tubo de ensayo.
Según Twyman, una de las principales aplicaciones sería el campo de batalla o un lugar en el que se haya producido un desastre importante y donde aportar sangre con rapidez pueda salvar muchas vidas ya que, a diferencia de la sangre donada, ésta es fácil de almacenar y se mantiene a temperatura ambiente.
Actualmente, se está desarrollando una segunda generación de moléculas para realizar una investigación más rigurosa y, si todo va bien, el uso en humanos podría ser lo siguiente.
Otros investigadores se muestran escépticos al respecto y señalan que todavía queda mucho por investigar antes de poder afirmar nada.
Twyman lleva tiempo intentando crear moléculas que imiten la naturaleza y ha encontrado las porfirinas, moléculas huecas de forma cuadrada que se combinan con metales como el hierro. "El hierro se encuentra en le centro de la molécula, como en el caso de la hemoglobina", señala Twyman. Sin embargo, aunque la hemoglobina de los glóbulos rojos contiene porfirina basada en hierro para unirse al oxigeno de forma reversible (es decir, para poder captar el oxígeno en los pulmones, transportarlo y liberarlo en los tejidos), la profirina no funciona sola, ya que acaba por reaccionar con el oxígeno en lugar de enlazarse simplemente a él. Por ello, según Twyman, es necesario combinar la química de la porfirina con la química de polímeros para obtener una molécula que imite la hemoglobina.
Tras cinco años de desarrollo, combinando la porfirina con monómeros que se auto ensamblan en estructura de árbol, Twyman ha logrado una molécula extremadamente similar a la hemoglobina en forma y tamaño y que, además, ofrece el entorno adecuado alrededor del núcleo de la porfirina para que se enlace el hierro y libere el oxígeno. El aspecto de esta sangre artificial es el de una pasta de color rojo oscuro, con la consistencia de la miel y soluble en agua.
El hecho de poner sangre plástica en el cuerpo, aunque sea para salvar una vida, suena arriesgado, pero Twyman señala que las porfirinas son naturales. Según él, el componente polimérico sería ignorado por sistema inmunológico del cuerpo humano y existen usos médicos en la actualidad que reafirman su postura; sin embargo, de momento, su experimento se limita a tubo de ensayo.
Según Twyman, una de las principales aplicaciones sería el campo de batalla o un lugar en el que se haya producido un desastre importante y donde aportar sangre con rapidez pueda salvar muchas vidas ya que, a diferencia de la sangre donada, ésta es fácil de almacenar y se mantiene a temperatura ambiente.
Actualmente, se está desarrollando una segunda generación de moléculas para realizar una investigación más rigurosa y, si todo va bien, el uso en humanos podría ser lo siguiente.
Otros investigadores se muestran escépticos al respecto y señalan que todavía queda mucho por investigar antes de poder afirmar nada.
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